Óleo sobre tabla de 126 x 74 x 4 cm de finales del siglo XV. Probablemente se trata de la escena central de un retablo. Representa a San Pedro entronizado en un sitial o trono gótico de alto respaldo, cubierto de brocado y con los laterales y los brazales decorados con figuras. San Pedro se representa en la condición de primer Papa de la iglesia cristiana. Se halla ataviado con una lujosa capa pluvial ricamente bordada de pedrerías y perlas, y con la tiara papal de tres coronas que simbolizan el triple poder del Papa, como padre de los reyes, rector del mundo y vicario de Cristo. También porta la cruz patriarcal de doble travesaño, que le distingue como obispo de Roma, y las dos llaves que simbolizan las de los Reinos de los Cielos;, distintivo específico de San Pedro como signo de su supremacía sobre los demás apóstoles. Se halla flanqueado por los cuatro evangelistas en primer término, dos ángeles que portan candelabros y seis figuras más, que quizás sean profetas. Lo restauramos en 2020.
La obra presentaba muchos repintes que ocultaban y distorsionaban el cromatismo original de la pintura. También presentaba un barniz oxidado que contribuía a oscurecer y confundir los elementos originales. En el primer término y debido a la pérdida de los estratos pictóricos, se había repintado un suelo con ladrillos de nueva invención. Los restos originales que se descubrieron con la limpieza evidenciaban que el suelo era monocromático. Las pérdidas de estratos se ubicaban en torno al perímetro de la tabla, con mayor profusión en la zona inferior y superior, y en la unión de dos tablones que conforman el conjunto de la obra.
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