Retablo Mayor de la Natividad de la Font de la Figuera de Joan de Joanes

Este retablo es uno de los pocos que hoy en día están todavía en su lugar de origen. Fue ejecutado entre 1547 y 1550 por encargo de Doña Brianda Maza de Linaza y Carroz de Arborea, señora de la villa. La cual está representada como donante en la tabla de la Natividad de la Virgen María, que además constituye la advocación de la parroquía. La técnica es al óleo sobre tabla. Nuestra restauración se hizo en 2004, como integrantes de un equipo profesional seleccionado por la empresa adjudicataria de restauración EMR. Las tablas que restauramos son las que aparecen en las imágenes animadas.

El retablo de la Parroquia de la Natividad de nuestra Señora de La Font de la Figuera es una de las obras más emblemáticas de Juan de Juanes. Este sobrevivió al incendio acaecido en la iglesia en vísperas de la Guerra Civil española. Sin embargo las altas temperaturas que se alcanzaron en el interior del templo le afectaron seriamente levantando innumerables ampollas, ennegreciendo los colores y provocando la licuefacción de la resina del soporte de pino, que arrastró el color en su camino a la superficie. Tras la contienda bélica las tablas se enviaron a restaurar al Museo del Prado. Allí permanecieron hasta comienzos de los 50 donde se les sometió a un proceso completo de restauración. Se asentaron las capas pictóricas, se efectuó una limpieza del hollín acumulado en su superficie y se retocaron para recomponer las partes irremediablemente perdidas. Otras dos tablas se traspasaron a un nuevo soporte. Sin embargo después de medio siglo el estado de conservación de las pinturas no era  el adecuado. Los retoques efectuados en el Museo del Prado, además de invadir la pintura original, habían cambiado el color haciéndose muy evidentes y los barnices aplicados entonces habían oscurecido impidiendo apreciar la belleza del colorido original. Por otro lado con los medios disponibles entonces la limpieza de la superficie pictórica fue deficiente. Un daño particular causado en la intervención del Prado fue la transposición de las tablas de San Vicente y San Sebastián a un nuevo soporte lígneo. Con el arranque se perdió gran parte de la película pictórica. También se ocasionaron algunas quemaduras durante el asentamiento de las ampollas a tenor de las señales del lienzo utilizado en el planchado de algunas de las tablas.

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