La obra es una predela renacentista de un autor desconocido, probablemente de origen castellano a tenor del estilo pictórico. Se halla mutilada por ambos lados, con lo que es de suponer que al menos dos figuras más conformarían este retablo en origen. La obra se hallaba muy repintada en cuanto a la figura de la Virgen María, y en menor medida al San Juan. Ello fue debido a una antigua limpieza agresiva que erosionó la película pictórica, y también a un cambio de gusto de un anterior propietario, que modificó radicalmente las facciones de la Virgen María y algunos detalles de la cabeza de San Juan. Así mismo se repintaron ciudades y arbustos en los paisajes. El modelo repintado de la cara de la Virgen María nos era conocido dado que seguía la tipología de las figuras de Van Eyck. No obstante ocultaba el pathos dramático original del dolor de la Virgen y de San Juan. Las lágrimas de estos se habían ocultado con los repintes dulcificados y serenos, que por otra parte contrastaba con la figura muy expresiva del Ecce Homo, menos intervenida.