Óleo sobre lienzo de Matías de Arteaga, que si bien era castellano-manchego de nacimiento, hizo toda su carrera en Sevilla y se le encuadra en dicha escuela.
La obra representa Los desposorios de la Virgen María. Este fue un tema muy afortunado para el autor, dado que hizo numerosas variantes del mismo ya fuera en el fondo arquitectónico representado, como en el colorido de los ropajes, pues las figuras casi son representadas de modo exacto. Presenta además un marco de madera tallada, original de la época, dorado, policromado y esgrafiado.