Restauración de un óleo sobre lienzo de Antonio Cortés y Aguilar, que representa uno de sus temas tratados a lo largo de su carrera artística. Esta obra fue ejecutada estando el pintor ya establecido en Francia. La obra estaba en buen estado de conservación salvo por su barniz oxidado. Este no era original, y se había degradado de modo tal que prácticamente no se apreciaba casi nada de la calidad de la misma. Asimismo, el marco había sido repintado con purpurina que a su vez, también había oxidado.